jueves, 18 de julio de 2013

9 pasos para elegir la silla más adecuada a tus necesidades

La silla es una de las partes del mobiliario que más utilizamos. Sin embargo, estar sentados lo hagamos como lo hagamos tiene una repercusión negativa sobre nuestra columna, es pura física, y paso a explicarlo:
  • La trasferencia de peso hacia el suelo a través de las piernas es mínima. Se incide directamente sobre la zona lumbar sin que los glúteos realicen una función de asistencia sobre la espalda.
  • Además no solemos utilizar el respaldo adecuadamente, por lo que la pelvis se nos va hacia atrás (retroversión) y cambiamos las curvas de la columna a una flexión mantenida y estática, lo que termina produciendo molestias y dolor a medio plazo. Resumiendo, es importante que su elección sea meditada y acertada.
Una silla de comedor suele utilizarse para sentarse frente a la mesa. Habitualmente nos sentamos erguidos, ligeramente inclinados hacia delante, con los brazos apoyados sobre la mesa.

El tipo de actividades que realizamos sentados es muy variado, al igual que el tipo de personas que se sientan en una silla (hombres, mujeres, niños y  mayores de distinta complexión, talla, etc.).

Para escoger una silla es necesario observarla y probarla. Te contamos cómo puedes comprobar en 9 pasos que tu elección es la óptima.

1º El primer paso: sentarse y probarla.

Antes de comprar una silla, aunque parece algo obvio, siéntate en ella. Es muy importante que apoyes la espalda en el respaldo y los pies en el suelo, de esta forma puedes comprobar que la altura y la profundidad de la silla son las adecuadas. Valora la confortabilidad de la postura y si te encuentras incómodo,  prueba otra.

Son preferibles las sillas algo pequeñas a las muy grandes ya que resulta muy incómodo estar con los pies colgando. Si es éste el caso sugiero utilizar un reposa-pies aunque tiene sus pros y sus contras.

Si la silla es demasiado baja puede ser difícil levantarse, sobre todo para personas con necesidades especiales, mayores o con movilidad reducida (dolor, rigidez, etc.).


2º La importancia del asiento y sus dimensiones.

Las características del asiento deben ser aquellas que mejor se ajusten a tus necesidades.

Es importante saber que el respaldo debe formar un ángulo de entre 110º y 120º. Puede parecer mucho pero creedme que cuando el ángulo de la cadera está más abierto, menos tensión existe en psoas y por consiguiente más comodidad y menos carga en la zona lumbar. Además, en la parte inferior debe quedar un espacio libre que permita la movilidad de las piernas. Así mismo comprueba que los muslos no sobresalen por delante ni por los lados.

3º Un respaldo adecuado es garantía de bienestar.

La silla debe tener respaldo. Éste tendrá la forma y dimensión adecuadas, ofreciendo la posibilidad de regular la flexión y extensión (recordad, entre 110 y 120º).

Comprueba que mientras estás sentado en posición erguida pero relajada, notas un apoyo completo de la espalda sin necesidad de forzar la postura. Insisto, tenemos que utilizar el respaldo.

El apoyo en la zona lumbar es especialmente importante y debe estar situado un palmo por encima del asiento. Comprueba que el respaldo permite el apoyo en esa zona y te sientes cómodo.

4º Los reposa-brazos y la mesa, una relación a tener en cuenta.

Si la silla dispone de reposa-brazos, es importante comprobar que podemos acercarnos a la mesa sin dificultad. A mí no me gustan los reposa-brazos, directamente los quitaría de casi todas las sillas por diversas razones:

  •   Ofrecen cierta dificultad para acercar la silla a la mesa y reduce el movimiento en ella. 
  •  Al poyar los antebrazos, normalmente se tiende a acentuar la flexión de columna, adoptando posturas     inadecuadas. Reitero que los quitaría.
La separación de los reposa-brazos está condicionada por la anchura de las caderas.

5º Observa los detalles y el acolchado del asiento.

Si el asiento de la silla no es acolchado, la parte posterior puede estar hundida unos 3 cm y la parte delantera algo curvada hacia abajo. Comprueba además, que no tenga formas  ó relieves muy marcados.

Si el asiento de la silla es acolchado, el relleno debe ser consistente, firme, no deformable, fácil de limpiar, transpirable y no dar calor. No parece fácil ¿verdad?




6º Fácil transporte, menor esfuerzo.

La silla debe poder ser transportada con facilidad ya que se trata de un elemento del mobiliario que podemos cambiar de lugar dependiendo de nuestras necesidades. Es conveniente que disponga de al menos 5 ruedas que funcionen de forma adecuada.

Mi última silla la compré en un establecimiento muy famoso por su diseño y precio, la monté completamente (incluso para mí fue fácil). Es una silla preciosa de un color rojo “Ferrari” muy atractivo, funcional y con sus "palanquitas". En fin, lo tiene todo salvo que las ruedas giran poco y mal. La consecuencia de éste mal funcionamiento es que ando cargándola por toda la casa para evitar que estropee el suelo.

Prueba a levantarla para trasladarla a otro lugar de la estancia. El esfuerzo realizado debería ser mínimo. Todo lo que excede de 10 kg. es mucho.

7º Sobre todo firmeza y estabilidad.

Para verificar la firmeza y estabilidad de la silla siéntate sobre los extremos y comprueba que no vuelca ni se levanta ninguna de sus patas.

8º ¿Estoy cómodo sentado a la mesa?

Al sentarte frente a la mesa debes poder apoyar los codos sin necesidad de levantar los hombros. La altura de la mesa no debe ser excesivamente baja ya que obligaría a encorvar el tronco. Entre la parte inferior de la mesa y tus muslos debe quedar un hueco de al menos 3 cm.

9º ¿Quién se sienta en mis sillas?

A la hora de comprar una silla piensa quién va a sentarse habitualmente. Si en la familia hay mayores, niños o personas con movilidad reducida ten en cuenta sus características singulares y necesidades. 



Natxo Ruiz de Alegría
Diplomado en EF
Técnico superior en PRL y Ergonomía