El
pasado viernes 23 de mayo, 20 alumnos de Ergoactiv acudieron a la escuela para
aprender cómo funciona el dolor, qué mecanismos intervienen para que el cerebro
decida “encenderlo”.
Dada
la complejidad del tema y por temor a una “infoxicación”, quería transmitiros
que esta entrada está dirigida, sobre todo, a los alumnos que estuvieron
invirtiendo su valioso tiempo en entender la fisiología del dolor. Intentaré
dar unas pinceladas sobre lo hablado en la charla sin entrar en muchos detalles
para que la digestión de la información no resulte pesada y no lleve a equívoco
ya que una mala información puede llegar a ser perjudicial.
Como
introducción, en el siguiente enlace podréis ver un vídeo sobre dolor:
https://www.youtube.com/watch?v=P334r7ogA70
Según
el fisioterapeuta australiano Lorimer Moseley, el dolor es una respuesta normal
a lo que el cerebro considera como una amenaza.
En
una lesión aguda el dolor puede convertirse en un gran aliado, nos informa de
que algo no está bien y necesitamos disminuir nuestra actividad así como
promover actuaciones que nos ayuden a solucionar el daño.
La
nocicepción es la encargada de detectar situaciones peligrosas (que puedan
acabar en lesión) e informar al Sistema Nervioso Central de lo que sucede.
En
la siguiente imagen podemos ver cómo actúa la nocicepción:
Ante
un estímulo (si es doloroso o no lo decidirá el cerebro), el nociceptor (búho),
que está siempre alerta, capta el daño en los tejidos y envía un mensaje de
peligro que viaja a la médula y desde allí puede llegar hasta el cerebro. Con
ese mensaje de peligro más toda la información de otros mensajes (creencias,
expectativas sobre la lesión, cultura, pensamientos, empatía…) se sienta para
evaluar la situación y toma la decisión de encender o mantener apagado el
dolor.
Así
pues el dolor es una alarma que nos dice que algo no está bien, pero, ¿qué
ocurre cuando la alarma suena y no nos están robando? Pues algo similar ocurre
en el dolor crónico.
Entre
otras cosas los pensamientos, expectativas y/o creencias negativas y poco
realistas pueden inclinar la balanza y hacer que el cerebro decida encender el
dolor.
En
ese caso el dolor se enciende incluso sin daño (lesión) en los tejidos.
Entonces más que aliado puede convertirse en nuestro mayor enemigo. El dolor no
estaría justificado aunque fuese real (recordar que todo dolor es real).
¿Y
qué puedo hacer para apagar el dolor si los tejidos están bien?
Desde
Ergoactiv ofrecemos dos herramientas básicas:
1 1. Educación en fisiología del dolor (que
ya se ha demostrado que es eficaz).
2 2. Movimiento con exposición rítmica y
gradual (ver imagen y recordad dónde debemos de trabajar para reducir la
sensibilidad del cerebro).
Por ello, a la hora de colocar a los sospechosos de
provocar el dolor en la rueda de reconocimiento no te olvides del cerebro.
Siempre tiene la última palabra y puede que ni la columna, ni el sistema
muscular ni los discos intervertebrales sean los culpables de tu dolor.
¿Mi
recomendación? La próxima vez que sufras un dolor no justificado, aunque sea
real, piensa en tu cerebro…