miércoles, 4 de junio de 2014

Dolor, ¿amigo o enemigo?


El pasado viernes 23 de mayo, 20 alumnos de Ergoactiv acudieron a la escuela para aprender cómo funciona el dolor, qué mecanismos intervienen para que el cerebro decida “encenderlo”.

Dada la complejidad del tema y por temor a una “infoxicación”, quería transmitiros que esta entrada está dirigida, sobre todo, a los alumnos que estuvieron invirtiendo su valioso tiempo en entender la fisiología del dolor. Intentaré dar unas pinceladas sobre lo hablado en la charla sin entrar en muchos detalles para que la digestión de la información no resulte pesada y no lleve a equívoco ya que una mala información puede llegar a ser perjudicial.

Como introducción, en el siguiente enlace podréis ver un vídeo sobre dolor:

https://www.youtube.com/watch?v=P334r7ogA70

Según el fisioterapeuta australiano Lorimer Moseley, el dolor es una respuesta normal a lo que el cerebro considera como una amenaza.

En una lesión aguda el dolor puede convertirse en un gran aliado, nos informa de que algo no está bien y necesitamos disminuir nuestra actividad así como promover actuaciones que nos ayuden a solucionar el daño.

La nocicepción es la encargada de detectar situaciones peligrosas (que puedan acabar en lesión) e informar al Sistema Nervioso Central de lo que sucede.


En la siguiente imagen podemos ver cómo actúa la nocicepción:


Ante un estímulo (si es doloroso o no lo decidirá el cerebro), el nociceptor (búho), que está siempre alerta, capta el daño en los tejidos y envía un mensaje de peligro que viaja a la médula y desde allí puede llegar hasta el cerebro. Con ese mensaje de peligro más toda la información de otros mensajes (creencias, expectativas sobre la lesión, cultura, pensamientos, empatía…) se sienta para evaluar la situación y toma la decisión de encender o mantener apagado el dolor.

Así pues el dolor es una alarma que nos dice que algo no está bien, pero, ¿qué ocurre cuando la alarma suena y no nos están robando? Pues algo similar ocurre en el dolor crónico.

Entre otras cosas los pensamientos, expectativas y/o creencias negativas y poco realistas pueden inclinar la balanza y hacer que el cerebro decida encender el dolor.

En ese caso el dolor se enciende incluso sin daño (lesión) en los tejidos. Entonces más que aliado puede convertirse en nuestro mayor enemigo. El dolor no estaría justificado aunque fuese real (recordar que todo dolor es real).

¿Y qué puedo hacer para apagar el dolor si los tejidos están bien?

Desde Ergoactiv ofrecemos dos herramientas básicas:

1          1. Educación en fisiología del dolor (que ya se ha demostrado que es eficaz).
2       2. Movimiento con exposición rítmica y gradual (ver imagen y recordad dónde debemos de trabajar para reducir la sensibilidad del cerebro).


Por ello, a la hora de colocar a los sospechosos de provocar el dolor en la rueda de reconocimiento no te olvides del cerebro. Siempre tiene la última palabra y puede que ni la columna, ni el sistema muscular ni los discos intervertebrales sean los culpables de tu dolor.


¿Mi recomendación? La próxima vez que sufras un dolor no justificado, aunque sea real, piensa en tu cerebro…





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